That.Podríamos ensayar una especie de capítulo 10 epic final. Una vez que Alex pueda editar este, podríamos escribir algo largo, lo más desarrollado que creamos, y que de cierre definitivo. De todos modos, Alex, tomate el tiempo que necesites. Hoy por hoy las prioridades seguramente son otras, así que take it easy
Alex, todos te bancamos, no te hagas problema.
Espero no esten cerrando porque me puse a escribir
Despues sigo.
Capitulo 9: Un imperio de cristal
Como el comandante JJ Rojas me explicó la noche anterior, el gran acontecimiento para el que se preparaba la Resistencia era una revolución. El descontento general con el autoritario gobierno había crecido mucho en los últimos tiempos, pero nadie se animaba a actuar, dada la violencia de estado. Todo el planeta vivía en constante alerta, todo el planeta vivía en constante miedo. En esta tensa situación, Rojas explicó, la Resistencia sólo debía arrojar una bola de nieve, y ésta se convertiría sola en una avalancha. La cena festiva de la resistencia terminó temprano, y todos se fueron a dormir, preparándose para el gran día. Al despuntar el alba sobre las sierras ferneteras, todos estaban ya despiertos y vistiéndose, y la emoción se respiraba en el aire. El comandante Rojas me pidió que me le uniera en el centro de mando para ayudarlo a coordinar las cosas, y el Doc vino conmigo. El plan era usar agentes infiltrados en las fuerzas de seguridad alrededor de todo el mundo para iniciar una represión masiva y desorganizada de la población. Entonces hackearían las cadenas de televisión de todo el planeta y enviarían un mensaje de la Resistencia, incitando a la población a rebelarse. Al mismo tiempo los propios agentes infiltrados desorganizarían la represión, pintando un escenario todavía mejor para sublevarse. Puesta en marcha la guerra civil, con todos los recursos del Gobierno Central distraídos en eso, la diminuta fuerza de choque de la Resistencia haría ataques quirúrgicos contra todos los líderes menores del Gobierno, dejando viva la cabeza pero cortándole todas sus extremidades, efectivamente dejando al Gobierno sin la capacidad de actuar. Gobernantes en nombre, pero en la práctica el poder sería del pueblo. Los civiles morirían por millones, pero como dijo el comandante Rojas, era el precio que había que pagar por la libertad. Mi parte en todo esto, como ya había adivinado cuando me habló de revolución, era ser la cabeza y la cara visible de la misma. No sería la Resistencia la que incitara a alzarse contra el Gobierno, sería yo, como voz y cara de la Resistencia. El plan era bueno, realmente bueno, y tenía muchas posibilidades de éxito, pero ¿con qué derecho podía incitar yo a la revolución, sabiendo que la represión que seguiría a mi declaración sería mucho más fuerte que la que vería la gente al momento de decidir? ¿Cómo podía mandar a la muerte a tantos millones? Los que sobrevivieran ciertamente estarían de acuerdo, pero ¿qué significa la libertad para todos aquellos que mueren sin alcanzarla?
