Lo veo duro de juntar a todo esto che, preveo aportes dispares.
Para tratar de ayudar en eso, voy publicando lo que tengo. Despues lo reviso y sigo escribiendo, ahora me voy un ratito al Starcraft.
Cap 4: Luz.
Melissa estaba agotada, por lo que descansar era su primera prioridad, a pesar de tener la cabeza llena de pensamientos dispares y de ideas conflictivas sobre toda la situación y sobre si misma.
Durmió toda la noche, y todo el día siguiente y la otra noche también, mas su sueño fue profundo y productivo, muchas cosas se resolvieron solas en su cabeza. Después de una jornada de profunda meditación y descanso... Melisa despertó ante la mirada pasiva y amable de Sebastiam.
Sebastiam: ”Melisa, has dormido mucho y bien parece. Ahora, si no es mucha molestia, ¿que te tal si me cuentas qué haces aquí?
Entonces hizo click. Todo lo que ella venía acumulando desde que despertara sin memoria, todo lo que le había sucedido en esos tres días y sus noches de sueño intranquilo, finalmente se había acomodado en su cabeza. Todavía no sabía quién era, pero ante tantos eventos que había vivido ahora sintió como si hubiera crecido, como si Sebastiam no pudiera ser más peligroso que una araña espacial, el hecho de que la conocieran no pudiera ser más imposible que su escape, y así sentía que enfrentara lo que enfrentara, después de lo que había pasado podía salir airosa de cualquier situación.
Y el cambio se notó. No era un aire de superioridad, no es que ella se creyera mejor que los demás, sino simplemente una tranquilidad que no la iba a abandonar ni en los momentos más difíciles. No conocía a Sebastiam, pero confiaba en él, y por sobre todo confiaba en sí misma.
Melissa: “Sí, dormí muy bien. Gracias, Sebastiam. Bueno, para empezar, la verdad es que no recuerdo nada. Desperté en Perseus, sola. Arranqué la nave y encontré el curso hasta acá, aunque con un par de inconvenientes en el camino. Creo que es más lo que me podés ayudar vos a mí que lo que yo te puedo ayudar.”
Sebastiam estaba perplejo. Con voz algo entrecortada dijo: “Pero, ¿cómo arrancaste la nave? Mientras dormías la examinamos, ¡el trabajo de ingeniería es increíble! ¿De verdad lo hiciste vos? No es que no te crea, pero, bueno, siempre fuiste muy buena en ese tipo de cosas, pero nunca creí que tan buena. ¡Además lo de la araña! Siempre eras tan tímida, y mirate ahora.”
“Lo siento, Sebastiam, pero creo que la Melissa que conocías ya no existe. No puedo acreditar mucha experiencia de vida, pero sí experiencias notables. Ahora, por favor, ¿me podrías comentar un poco sobre de dónde vengo, cómo terminé ahí, y qué pasa con la guerra?”
Fue así que Sebastiam me lo contó todo. Yo era de origen humano, pero me había pasado al lado Birmen antes de que iniciara la guerra, porque creía que podía hacer algo para calmar las tensiones diplomáticas. Evidentemente era una idealista, y supongo que todavía lo soy. En cuanto a calificaciones no pasaba de analista técnica, aunque ahora que lo pienso mis conocimientos son muy superiores a eso, clara prueba la nave en la que había llegado. Al parecer había ido a Perseus a buscar una solución a la Muerte Negra, estudiando la tecnología de origen desconocido y nivel de avance descomunal que mantenía al planeta en órbita. Treinta y cinco años dice Sebastiam que estuve ahí, aunque mi cuerpo no parece haber envejecido un solo día, y de hecho está en muy buena forma. Finalmente, la nave era por una consulta que el doctor Von Hell necesitaba hacerme, pero se estrelló en el planetoide por un error de navegación. Las celdas de energía se deben haber agotado ya en tierra, manteniendo los sitemas vitales que nadie había apagado.
Todo esto me contó Sebastiam, y lo que más me sorprendió fue mi edad, aunque explicaba perfectamente mis conocimientos. Lo que no sabíamos era dónde estaba Von Hell, pero el arácnido de la nave me daba una idea de su destino. Pobre.